Cuando Umberto Eco escribe citando a Bolter "... es poco inteligente intentar predecir los cambios tecnológicos dentro de muchos años... pero es cierto que, al menos hasta ahora, los libros todavía representan la forma más barata, flexible y práctica de transportar información a muy bajo coste ", incidía de lleno en uno de los temas más controvertidos, del final de ese mismo siglo, y por extensión del mismo milenio. También dirá que: "leer en una pantalla no es lo mismo que leer un libro".
Inmerso aún en la cultura Gutenberg, no intentaré contradecir esa evidencia; pero afirmo rotundamente al mismo tiempo, y a estas alturas de la historia del libro y de la tecnología, que no se puede ser tan absolutista al respecto.
Si seguimos pensando así, es muy probable que terminemos como los inquisidores del XVI, que solicitaban al Papa Julio II la publicación de una Bula que permitiera quemar todos los productos de aquel, denominado por ellos "artilugio del demonio", que luego conocimos expandido por el orbe con el nombre de Imprenta.
El libro, y no hace falta reiterarlo, fue un hallazgo que, como la rueda o el arco de medio punto y otros pocos inventos, no tienen discusión en cuanto a su contribución al progreso de la humanidad. El libro que hoy conocemos, y que se ha conocido durante siglos va a ser objeto de una serie de transformaciones trascendentales y sustanciales.
En vista de ello, Willfrid Lancaster consideró, a finales de los 70 que la "sociedad sin papel" se acercaba a pasos de gigante. Lo mismo Afirmaba Bruno Lussato en esas mismas fechas. Y lo ratificaba Anthony Smith, poco después, con respecto a la prensa diaria.
Sin embargo, a principios del 3º milenio., hemos contemplado cómo buena parte de tales predicciones, no han resultado del todo ciertas y exactas. Y es que una cosa resultará ser el entramado de la "sociedad sin papel", y otra cosa bien distinta el modelo librario, prototipo de la difusión de la ciencia y de la cultura a lo largo de cinco siglos y medio.
El libro tuvo tal éxito, y lo sigue teniendo, no sólo como modelo tecnológico en sí, sino porque recogió una serie de modalidades ergonómicas que lo identificaron con el hombre y lo hizo una extensión de sus mismos sentidos. Se ha identificado tanto ese modelo con nosotros y con nuestra cultura que resulta o resultaba difícil, que tales actitudes pudieran gravitar sobre otro de distinta naturaleza y con similares características.
Las distintas sociedades han evolucionado considerablemente desde el descubrimiento de la escritura gráfica -en los albores de la protohistoria, ideográfica, jeroglífica o literal; y no siempre esa misma grafía ha tenido como soporte, un modelo como el que ha llegado hasta nosotros y se ha perpetuado, con muy pocas variantes, hasta los umbrales del citado 3º milenio.
Hemos visto transcurrir por la historia, soportes muy distintos en formas y estructura; desde, las tablas de arcilla de Ebla, Hatsor o Mesopotamia, hasta, las téseras de Luzaga y los Bronces de Osuna, el papiro egipcio o el perdurable pergamino, que llenaron casi dos milenios de las edades tanto antigua, como alto y bajo medievales.
El papel, adoptando el modelo del codex, supo ensamblarse de tal manera, que a Gutenberg le resultó muy sencillo expresarlo en esa forma simple y maravillosa que con tanta comodidad manejamos y de la que incesantemente hablamos: el libro impreso.
Pero, volvamos a ese prototipo de soporte, que también sirve ya para crear y leer, como es la pantalla de mi ordenador, en la que elaboro estas ideas y las leo y releo, antes de depositarlas en el inevitable por el momento, suave y milenario papel. Porque, en cierta manera, ese mismo papel ha sido el fruto de una evolución también milenaria y distante en el tiempo y en el espacio.
Un e-book, eBook- ecolibro, o libro-e, es una versión electrónica o digital de un libro. El término es ambiguo, ya que se refiere tanto a una obra individual en formato digital, como al dispositivo utilizado para leer libros en formato digital.
Tiene una serie de ventajas puede ser utilizado y reutilizado en las mismas tareas indefinidamente, con un consumo elemental de materia prima. En una palabra que el papel jamás pudo soñar ni ofrecer.
Podríamos enunciar razones ecológicas y de otro tipo: transportabilidad, capacidad, interactividad, almacenamiento, costes... que dejan bien claro que tomar como punto de partida este modelo, no constituye algo ilusorio y descabellado.
Tiene una serie de ventajas puede ser utilizado y reutilizado en las mismas tareas indefinidamente, con un consumo elemental de materia prima. En una palabra que el papel jamás pudo soñar ni ofrecer.
Podríamos enunciar razones ecológicas y de otro tipo: transportabilidad, capacidad, interactividad, almacenamiento, costes... que dejan bien claro que tomar como punto de partida este modelo, no constituye algo ilusorio y descabellado.
Desde el punto de vista ecológico tomamos en cuenta el crecimiento elevado de la población mundial, las necesidades de información de los humanos y el descenso de las áreas forestales del planeta, no es osado predecir que, en medio siglo o menos, podemos crear un grave desequilibrio en los ecosistemas, que impida el mismo desarrollo humano. Así de sencillo, al par que así de estremecedor.
Pensemos entonces en utilizar los modelos y los periféricos de que nos ha dotado nuestra inventiva para encontrar, si no la solución definitiva, si al menos un buen comienzo lleno de buenos propósitos.
Si alguien se anima aquí hay algunos ejemplos de estos dispositivos como el iLiad (fabricado por iRex, una filial de Philips), el Reader (PRS-500 y PRS-505) de Sony, el HanLin eBook, el Papyre (es la versión española del Hanlin v3), el STAReBOOK STK-101, el Bookeen Cybook.